Digo yo, ¿acaso tengo la culpa de querer un rato hablar, decirle y contarle algo a alguien, ser escuchada y pedir un consejo? No lo creo…pienso que todos en algún momento queremos desahogarnos, soltar lo que traemos dentro, desaparecer ciertos vacíos y miedos que se tienen…mi pregunta siempre ha sido: ¿a quién recurro?
Soy hija única, he aceptado toda la vida el hecho de ser sola, me gusta, muchas veces es bueno tener tu propio espacio, pero…cuando entré a la universidad no sé porque sentí la necesidad de tener un “hermano mayor”.
Ya que no tuve la suerte de encontrar a alguien que pudiera ser como mi hermano, pues hace más de un año vi que esto del coaching se puso de moda, pero yo creo que no funciona si no hay compromiso de la otra parte. Tras tres intentos fallidos de tener un coach, más creo por la imposición -En uno de mis centros laborales se jactan de decir que usan el coaching como herramienta de desarrollo…MENTIRA!!!Y el otro caso, la idea voluntaria de alguien de ser como mi “guía” se diluyó en el tiempo y sin yo entender por qué- porque nunca los escogí (sino la historia hubiera sido distinta), de veras sigo necesitando a alguien…que ahora he pensado que debería ser “mi otro yo”.
Ayer en la noche me puse a pensar todas las cosas que haría con ese “hermano” o “amigo incondicional”, en fin MILES!!!Hubiera empezado por preguntarle porque los hombres son un misterio y tan complicados, cómo darme cuenta cuando a alguien le intereso o qué hacer cuando a mí me gusta alguien, me hubiera explicado todo su acumulado conocimiento sobre aquel tema tabú de la sociedad para estar más enterada (fácil este lorna nomás me regalaba el libro de la Rampolla, jaja), le hubiera tirado almohadazos, jugaríamos tenis, correríamos, patearía pelota, haríamos locura y media para desestresarnos, armaríamos trips full day fuera de Lima, le contaría todo lo que no quiero decirle a mi mamá, le pediría consejos para quitarme todos los roches y miedos que tengo, le diría que me guarde el secreto y me ayude a hacer el plan de ahorro para lograr mi sueño de hacer mi vida de ejecutiva financiera en New York, le gritaría y me pelearía horrible, xq valgan verdades, no lo entendería cuando se porta ingrato e indiferente, me hubiera acompañado a todos lados xq así mi mamá lo dispondría y aunque eso último quizá me hubiera molestado, me divertiría bastante con todas las cosas que hubiera planeado hacer.
Hace unas semanas me ha entrado lo que yo para reírme le he querido llamar “la crisis del ¼ de siglo”, de verdad, me he sentido algo vacía, con mil dudas e inquietudes, con muchos miedos y temores por inicios, retos y planes que quiero llevar a cabo. Y aunque mis miedos siguen y mis dudas también, tengo que enfrentarlas sola, ya que no puedo contar nada porque el lunes 13 así lo decidí; pero podría hacer otras cosas para liberarme: tomarme mis vacaciones y perderme en New York, hacer paintball o embarrarme en lodo con ropa, tirarme de un paracaídas como los Hermanos Orbita de los cuales soy fan, correr la maratón de los 42K, refugiarme en Wakama, irme el último fin de semana del mes a Vinchos para el voluntariado de Minkando, dejar tirada toda mi chamba y no verla por un buen rato; pero no señorita, no se puede.
Hace días me he dispersado mucho, tengo tres propuestas por corregir y una para terminar, no puedo darme el tiempo del mundo para hacer tontera y media; solo podré correr la maratón de Belcorp, podré tirarme el domingo en un jardín amplio y mirar al cielo y buscar un lugar donde los domingos hagan voluntariado. Como extraño ir a Neoplásicas, ahí mis problemas se hacían nada frente al dolor de esos niños.
Tengo que continuar con mis labores. Hoy es cumpleaños de nuestro gerente y hoy empieza mi nueva aventura académica, me muero de miedo porque siento como si otra vez estuviera en el PEB, pero a tener toda la concentración del mundo, aprender todo lo que me enseñen y de a poco iré alcanzando mi sueño.
15 de abril 2009, 10:00 am.
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